Este insecto es de unas dimensiones que oscilan entre los 2 y los 2,5 centímetros de longitud, su apariencia es el de una avispa rechoncha de color amarillo y negro, con pelo abundante en las patas, cabeza y partes inferiores del tórax y abdomen. Su frecuencia de aleteo es muy elevada, tiene posibilidad de vuelo estático y desplazamiento a gran velocidad. Su vuelo es errático y poco predecible. El macho de esta especie, es algo más grande que la hembra.
Ejemplar macho descansando en una flor. (Foto realizada con Kodak DX6490 + lente macro Merkury )
Tiene un marcado hábito territorial que le lleva a defender los recursos de su territorio, es decir, cubre una zona a defender, en la cual, ataca a cualquier otro insecto intruso, tanto en vuelo como posados en flor. Este habito territorial es debido a su sistema de apareamiento del tipo poligínico de defensa del recurso. Este consiste en que el macho está constantemente sobrevolando la zona de “exclusión” en la que sólo permite la presencia de insectos de la misma especie, incluidos otros machos, esta zona puede ser de bastantes metros cuadrados. Cuando el macho encuentra a una hembra, la sigue, hasta que esta se posa en una flor a libar, entonces es cuando el macho se abalanza literalmente sobre la hembra para copular, la rodea completamente con sus patas y hasta que no engancha su parte inferior del abdomen con el de la hembra no la suelta, una vez así estará unos segundos hasta que la cópula finalice, la hembra puede incluso intentar escapar, pero en este momento es el macho el que tiene el control y no soltará salvo que finalice su trabajo o haya fallado en el enganche.
Tiene un marcado hábito territorial que le lleva a defender los recursos de su territorio, es decir, cubre una zona a defender, en la cual, ataca a cualquier otro insecto intruso, tanto en vuelo como posados en flor. Este habito territorial es debido a su sistema de apareamiento del tipo poligínico de defensa del recurso. Este consiste en que el macho está constantemente sobrevolando la zona de “exclusión” en la que sólo permite la presencia de insectos de la misma especie, incluidos otros machos, esta zona puede ser de bastantes metros cuadrados. Cuando el macho encuentra a una hembra, la sigue, hasta que esta se posa en una flor a libar, entonces es cuando el macho se abalanza literalmente sobre la hembra para copular, la rodea completamente con sus patas y hasta que no engancha su parte inferior del abdomen con el de la hembra no la suelta, una vez así estará unos segundos hasta que la cópula finalice, la hembra puede incluso intentar escapar, pero en este momento es el macho el que tiene el control y no soltará salvo que finalice su trabajo o haya fallado en el enganche.
Acto de la copulación (Foto realizada con Kodak DX6490 + Lente aproximación Raynox)
Además de esta peculiar forma de copular, cuando el sol cae, el anthidium florentinum busca un lugar donde pasar la noche, tienen preferencia por los extremos de las ramas de plantas y arbustos, agarran con sus fuertes mandíbulas y con el cuerpo totalmente suspendido y las patas recogidas pasan la noche recuperando energías para el día siguiente.
Anthidium Durmiendo. (Foto realizada con Kodak DX6490 + Lente aproximación Raynox)
1 comentario:
Ese tambien. Te he dejado en el de macrofoted una carta de bienvenida para ti. Rellenalo, es que nen en ningun luf¡gar te presentas, no dices quien eres, lo que te motiva, eso es importante.
Muy probable que un mejicano se apunte al blog, esta muy ilusionado con lo que se esta haciendo. Ya te contare.
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